lunes, 26 de abril de 2010

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"En qué punto nos perdimos", fue cuanto él pudo decir, pero eso fue suficiente para ella.

- ¿Y si nunca llegamos a encontrarnos? No sé qué sería más terrible... - dijo ella mientras sus ojos se inundaban de lágrimas- Entiéndeme... Ya no sé nada, la verdad. Si tuviese que asumir que nos perdimos tendría que aprender a lidiar con la soledad y la ausencia de ti, recoger los fragmentos que quedan de mi y marcharme. Pero... ¿Y si nunca llegamos a encontrarnos? ¿y si fue todo una ilusión? Eso sería horrible. Sí, habría corrido mi sangre por mis venas con una falsa esperanza, pero... al menos era esperanza, ¿no?. ¿Es más horrible la soledad o vivir en la ilusión de no estar solo? ¿cómo podría creer que en realidad no es todo mentira? ¿qué me asegura qué es real y qué no? Yo...

Ella con la voz quebrada y él paralizado, la habitación inmóvil y la luz escapándose con el sol tras el horizonte. El horizonte, el que un día él y ella habían intentado cruzar.

- A veces creo que te mereces a alguien que realmente sepa quererte - continuó ella cuando recobró sus fuerzas-, alguien que te diga que te quiere con más frecuencia, alguien a quien no tengas que obligar a hablarte aun cuando lo desea. Muchas veces quiero decírtelo, quiero decirte que te quiero, porque realmente creo que lo hago, porque realmente creo que eres la persona a quien más quiero en este maldito mundo de locos. Pero no sé, no puedo. Se me traban mis propios sentimientos, y entiendo que te canses, y por eso acepto que te merezcas a otra persona mejor. Pero soy egoísta, muy egoista, y te quiero conmigo. Es todo tan, tan extraño...

Ella se quedó sentada en silencio mirando al suelo. Él de pie a su lado, mirándola mirar a un  punto indeterminado en el espacio. Hasta que ella levantó la mirada buscando sus ojos y él habló por fin.

- No, por favor, no me hagas esto....